sábado, 23 de enero de 2010

Erecciones generales.


En plena campaña electoral, los candidatos a presidente exhibían en sus mítines sus mejores armas de convicción.
Los naranjas prometían mejoras sociales, mayores prestaciones a las amas de casa, jubilación anticipada a los cincuenta años remunerada al cien por cien, Lacasitos gratis en las guarderías, tres días de vacaciones a la semana…
Por el contrario, los azules llenaban sus
intervenciones con promesas económicas, reduciendo los beneficios de los más desfavorecidos.
Pedían subidas en el precio del transporte público, control del déficit nacional, aumento de los impuestos directos e indirectos, mejoras en el transporte privado de los altos cargos de la administración, y sobre todo algo que enfurecía a mucha gente, la disminución drástica del consumo de Lacasitos en las guarderías.
Todas las encuestas, tanto del INE (Instituto Nacional de Equivocación) como de CIS (Centro de Invenciones Sociológicas), daban como claro ganador al representante de los naranjas.
La última noche previa a la elección, el candidato azul realizó una intervención en televisión que resultó definitiva.
Subiéndose encima de la mesa del plató, comenzó a realizar un desnudo en directo ante los atónitos ojos de los demás contertulios.
Bailó tan bien, que ganándose la simpatía de los espectadores, fue elegido presidente.
Celoso el candidato naranja por no haber sido él elegido, invitó al nuevo presidente a una velada en un lúgubre garito en las afueras de la ciudad.
El flamante presidente acudió a la cita alagado por la invitación del ahora representante de la oposición. Entró en el sombrío antro, donde le esperaba una amable señorita que le hizo pasar a una habitación.
La amable señorita se lanzó sobre él con sus pechos amenazantes, y quitándose toda la ropa, le cubrió de orgasmos. Unos destellos potentes pero cortos alumbraron la estancia.
Entonces, el representante de los naranjas con cámara de fotos en mano, a quien el nuevo presidente acusaba de tenderle aquella trampa, repuso:
- ¡Eres muy tonto, presidente, y encima pretendes gobernar a todos los ciudadanos!


Nunca realices nada, si antes no has reflexionado sobre sus posibles consecuencias. 

3 comentarios:

  1. Interesante moraleja...Será cuestión de reflexionar detenidamente.

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  2. En eso estaba, en la reflexión, hasta que un viejo amigo pronunció las palabras mágicas Carpe Diem. A partir de ahí se jodió la reflexión!!

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