En un reino muy lejano, muy lejano… existía un rey muy
querido, muy querido. Sus súbditos le tenían mucho aprecio, bueno todos menos
un grupo de nostálgicos de tiempos pasados, que le insultaban y le proponían
que dejara el trono. Otros pocos tampoco le querían, pues añoraban un
reino dividido en pequeños señoríos feudales.
Todo en palacio era felicidad. Una prole de niños,
producto de